Hoy voy a hacer unas reflexiones sobre
estas formas usuales de interesarnos por la
salud de alguien.
Soy plenamente consciente que lo que digo en este
artículo es “buscar tres pies al gato” o, con otras palabras, dar una
importancia, o hacer cuestión de algo práctica-mente irrelevante …..¿o no?
Si preguntásemos al azar por la calle
cuál de esas fórmulas utilizamos más habitualmente ¿cómo estás?, ¿cómo te
sientes?, ¿cómo te encuentras?, muy probablemente ninguna de ellas sería
claramente mayoritaria sobre las demás, y tampoco sería raro encontrarnos con
una respuesta mayoritaria de que “cualquiera de ellas”. Y aún más, si
preguntásemos si creen que hay alguna diferencia entre ellas, es probable que
nos dijeran que no, que son lo mismo, o que “da igual”. Y sí, creo que en realidad
pueden ser indiferentes, pero puede existir alguna diferencia. Veamos qué
encontramos de verosímil en lo que planteo a continuación
La acepción más clara, porque es la
única objetiva, es la de “estar”. Una persona está bien o mal, sana o enferma,
según lo esté médicamente en virtud de síntomas, pruebas y análisis.
Pero a partir de ahí, esa situación
real clínica es percibida, sentida, por el sujeto pasivo, y por todos los
demás, de forma subjetiva, y es ahí donde puede producirse la diferencia clara
entre “estar” bien o mal y “sentirse” bien o mal.
Hay otro factor, o “sujeto de la
acción”, que también provoca diferenciación de matices: el que pregunta, o el
que responde. Y el que responde, a su vez puede ser el sujeto principal por el
uno se interesa o un tercero de su entorno. Bien, lo lógico, lo que haría un
proceso robotizado, es que la respuesta debiera ser utilizando la misma
expresión que utiliza el que muestra su interés preguntando; es decir: si uno
pregunta “¿cómo está?” debería contestársele “está” bien, mal…. Y si nos
interesamos utilizando la expresión “cómo se encuentra” la respuesta debiera
utilizar la misma expresión, porque así el proceso de información-comunicación
sería aséptico, correcto. Por el contrario, si suponemos -por ejemplo- que una
persona está realmente mal y preguntamos “cómo está” y nos contestan “él se
encuentra bien” nosotros ¿sabemos realmente cómo está esa persona?, ¿tenemos
que volver a insistir en la pregunta ….quizás en términos tan poco correctos
(pero efectivos) como decir “no, yo no te he preguntado cómo se encuentra, lo
que te pregunto, lo que quiero saber, es realmente cómo está?
Pasa exactamente lo mismo en otro
posible supuesto: que nosotros preguntemos “cómo se encuentra” y nos contesten
“él está bien/mal”; pero al que pregunta lo que le interesa es el estado de
ánimo del “posible” enfermo pues a través de trabajar ese estado de ánimo se
puede aminorar la enfermedad (en caso de que sea real), o lograr que
desaparezca de la mente del “no-enfermo” (si fuese este caso), e incluso lograr
una “curación milagrosa” en caso de enfermedades graves (como el cáncer) en que
la superación personal puede ser determinante.
Por tanto, acostumbrémonos a preguntar
exactamente lo que queramos saber, y a contestar exactamente a lo que nos hayan
preguntado. Y a partir de ahí tres preguntas cabe hacerse (que cada uno habrá
de pensar si tiene hábito de unas o de otras):
1ª ¿por qué contestamos a veces de
forma distinta a la que nos preguntan?
2ª ¿nos callamos tras recibir una
respuesta inadecuada a lo que hemos preguntado, o volvemos a insistir en la
pregunta para lograr la información que realmente queremos?
3ª si nos responden exactamente en los
términos que hemos preguntado, ¿por qué no admitir, o creer, lo que nos han
respondido?, ¿por qué dar nosotros posteriormente una “interpretación”
diferente?
Y esto abre la puerta a una tercera
diferenciación que cabría encontrar entre los términos planteados al principio.
¿Qué diferenciación puede existir entre
“sentirse” y “encontrarse” (bien o mal)?
En cuanto a la posible frecuencia de preguntar “¿cómo te sientes?”, o “¿cómo te
encuentras?” y las respuestas “me siento b/m”, o “me encuentro b/m” no me
atrevo a afirmar nada al respecto en cuanto a pregunta/respuesta directa a/de
la persona “enferma”; sin embargo sí creo que existe una pequeña diferenciación
de pregunta cuando se hace a un tercero: creo que es más frecuente preguntar a
un tercero “¿cómo se encuentra?” que no “¿cómo se siente?”
Al mismo tiempo sí creo que es evidente
el empleo mayoritario de la expresión “encuentra” cuando estamos dando
información lejos del paciente/enfermo o en conversación – comentario valorativo
en otro entorno. Por ejemplo, si no hemos tenido contacto directo nosotros con
la persona sobre la que nos interesamos, solemos preguntar (pedir información) “¿cómo
se encuentra?” o “¿cómo lo encontraste?”.
Sin embargo creo que muy raro preguntar de forma indirecta (a través de un
tercero) cómo se “siente” la persona afectada.
En conclusión, y con independencia de
la habitualidad de uso mayor o menor de una u otra de las expresiones
comentadas, lo que pienso es que hay una clara diferencia entre la realidad de “estar”
enfermo (o no), las sensaciones sordas e internas de cada uno con sus
pensamientos-sentimientos, y la “visión” externa de la valoración que cada uno
(afectado y los otros) hace / interpreta del estado real del afectado. Quiere
esto decir que cuando nos digamos a nosotros mismos -o a terceros- que “estamos” bien (o mal) seamos conscientes de que, por una parte,
podemos y debemos ser objetivos, pero que, a la vez, nuestra actitud, positiva
o negativa, puede influir de manera importante en un sentido u otro.
Como ya advertí al comienzo del
artículo, he complicado mucho estas meras elucubraciones semánticas quizás sin
importancia alguna, pero sí os puedo decir cuál suele ser mi comportamiento:
- Sólo empleo el término “estar” cuando hablo directamente con los médicos, bien preguntando sobre mí mismo si estoy enfermo, o bien si pregunto sobre un enfermo
- Si no he tenido respuesta directa del médico y alguien me pregunta “como está” un tercero, siempre advierto de no tener esa información directa del médico y que “parece que….”
- Si le pregunto directamente al enfermo, o a terceros que me puedan informar, procuro utilizar el ámbito de “encontrarse” (“¿cómo te encuentras?”, o “¿cómo se encuentra?”)
- Y para mí mismo también me pregunto y me respondo “¿cómo me encuentro?”, porque creo que es una forma de planteamiento “activo” y responsable con el aquí y ahora sobre mi estado de bienestar o malestar: Si “me encuentro mejor”, la cosa va bien; si “me encuentro mal (o peor)” algo tendré que hacer para gestionar mi estado de salud hacia un mayor bienestar
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