Hechos:
Hace
un par de semanas realicé un viajecito de cinco días en coche
Alicante-Madrid-Bilbao y retorno, y durante esos días me moví muy poco salvo
uno de ellos. A la vuelta me pegó un punzamiento de lumbares y de ciática que
me quedé tieso.
Esto,
o bien cólicos de riñón, se me ha producido otras veces, y he de aceptar que
coinciden siempre con viajes con la familia
Finalmente,
como hecho objetivo, aunque requiera las ayudas del fisio y de algún medicamento,
en el plazo de una semana en el entorno de la habitualidad de mi vida
ordinaria, estos dolores y dificultad de movimientos desaparecen.
Una tesis
Una
de las personas que más me quiere y que mejor me conoce, me mandó al respecto
el siguiente artículo que transcribo literalmente:
La descodificación biológica de la ciática
se debe abordar desde la comprensión del sentido y utilidad biológica que
tienen las partes del cuerpo en las que se manifiesta más habitualmente: la
zona lumbar y las piernas. La persona que sufre molestias en la parte baja de
la espalda (región lumbar y sacro) es porque está inmersa en situaciones y
conflictos que siente que amenazan su libertad, su capacidad de acción e
incluso su supervivencia. La ciática expresa miedo a afrontar
cambios. Suele presentarse en personas que se sienten seguras manejando sus
vidas dentro de lo previsible; habituadas a escenarios que les resultan
familiares, pero que pierden su acostumbrada estabilidad y seguridad cuando se
avecinan cambios importantes o cuando deben tomar decisiones trascendentales.
Si la ciática afecta a las vértebras L5 y S1, la situación
conflictiva está relacionada con colaterales (hermanos, pareja, amante, etc.)
En cambio, cuando el dolor se localiza a la altura de las vértebras L4 y L5 son
más habituales los conflictos relacionados con normas y reglas sociales que la
persona considera injustas y limitantes para su vida.
Cuando el dolor implica a las piernas es porque la
situación conflictiva que vive la persona afecta, en general, a su forma de
afrontar el futuro o de avanzar en la vida. Miedo a afrontar lo nuevo que
depara la vida. Obstáculos, temores y dudas que, simbólicamente, paralizan a la
hora de asumir riesgos para realizar cambios, principalmente en el ámbito
familiar y laboral. Esta afección se suele manifestar también en personas con
problemas económicos o con miedo a la carencia de bienes materiales (vivienda,
alimento, dinero, etc.); es decir, otro modo de sentir incertidumbre y
desconfianza con respecto al devenir de la vida. Este miedo a la carencia
material puede volverse angustioso y causar ansiedad. La persona se cuestiona
sus capacidades y puede caer en una espiral de inseguridad e incluso de rencor
hacia la vida. Si la pierna afectada es la derecha, puede tratarse de miedo a
carecer de dinero o a no poder afrontar las necesidades y compromisos
financieros. En cambio, cuando la pierna afectada es la izquierda es probable
que la persona sienta angustia e impotencia por carecer de los recursos
materiales suficientes para poder ayudar a personas de su entorno que
atraviesan situaciones de necesidad.
Es posible establecer matices sobre el conflicto emocional
oculto en los casos de ciática si nos fijamos en qué parte
del nervio se localiza el dolor. Cuando el dolor es más intenso en la zona de
la nalga queda en evidencia un temor por parte de la persona a la pérdida de
poder, ya sea meramente económica o de posición social y de prestigio, es decir,
conflictos habitualmente del ámbito profesional. El miedo que subyace, en el
fondo, es a la pérdida de identidad. Sin embargo, cuando la zona dolorida se
encuentra en el muslo o en la pierna, puede haber conflictos referidos a
proyectos de futuro. La ciática en el muslo o en la pierna
pone de manifiesto que la persona enfrenta, siente y sufre situaciones con
inseguridad. También puede expresar que algún apoyo o colaboración que
esperábamos no ha llegado y nos sentimos defraudados, traicionados.
Frecuentemente, esta dolencia expresa ira, agresividad y
rencor reprimidos contra alguien o contra algo ante lo que nos negamos a
someternos. Otras veces, la ciática afecta a personas que
asumen más cargas y responsabilidades de las que pueden soportar. Personas
incapaces de decir no a nada ni a nadie porque necesitan sentir el afecto y el
reconocimiento de los demás. Personas, por tanto, con baja autoestima.
La ciática también puede estar causada
por conflictos emocionales de índole sexual, especialmente sexualidad fuera de
la norma, como por ejemplo una excesiva diferencia de edad en la pareja o
relaciones incestuosas. En estos casos, suele haber memorias transgeneracionales de conflictos de índole sexual ocurridos en las tres o cuatro
generaciones anteriores del clan familiar.
La persona que accede a terapia para biodescodificar su ciática
debe estar dispuesta a emprender un camino de búsqueda para tomar conciencia de
qué situaciones de las descritas están o han estado recientemente alterando el
normal desarrollo de su vida. Qué sucesos están mermando su confianza o
restándole seguridad. Debe hacer un ejercicio de sinceridad para admitir qué
hechos le generan miedo o incertidumbre. Ha de asumir que no es posible ser
perfecto siempre; otorgarse el derecho a mostrarse impotente frente a
determinadas situaciones sin sentirse culpable por ello. En definitiva,
aprender a expresar sus penas, sus dudas y sus miedos. Es necesario que preste
atención a su diálogo interno para recuperar el dominio de su vida, desahogarse
y liberarse de ataduras innecesarias. De este modo, estará en el camino
adecuado para poder desactivar definitivamente los conflictos emocionales que
han estado alimentando su ciática y lograr que esta afección
pase a ser sólo un mal recuerdo.
Tres pensamientos o frases
filosóficas:
“La
fortaleza de una persona no se mide tanto por lograr estar donde quiere estar,
sino por lograr negarse a estar donde no quiere estar”
“La
felicidad de la persona no se encuentra tanto cuando hace lo que quiere, sino
cuando no hace lo que no quiere”
“Quien
piensa y siente que <<no hago lo que quiero sino lo que debo>> es
muy probable que no viva suficientemente feliz.
Quien logra <<querer hacer lo que hace>> probablemente se
sienta feliz con facilidad”
Pregunta:
Los
problemas de lumbares y ciática ¿son simplemente físicos por malas posturas o
demasiado tiempo sentados y sin ejercitar las piernas adecuadamente, o son
principalmente psicológicos?
No
voy a traspasar a este artículo lo que yo personalmente he podido pensar,
reflexionar, sentir, sobre la exactitud, o adecuación de lo sustentado en esta
tesis sobre la realidad de mi propia situación. Creo que lo importante es que
cada uno se lo pueda plantear.
Lo
que sí creo conveniente hacer en estos momentos es sumar a la cuestión
planteada una serie de consideraciones que hace meses preparé en un artículo sobre
la actividad y la inactividad, y que titulé
LA ACCIÓN CONTRA LA DES-MOTIV-ACCIÓN
No
creo, no, o al menos no estoy seguro, de que la desmotivación y la motivación
sean el tema psicológico que más tinta ocupe en libros y revistas
especializadas, en horas de terapia, o en cursillos de formación o crecimiento
personal. Pero sí podrían serlo. Por tanto,
¡¡qué vana pretensión por mi parte pensar que este artículo pueda
ofrecer a alguien un algo nuevo, un algo valioso. (quizás por ello no
llegué a publicarlo)
Y
sin embargo, estoy convencido que sí va a ser así, por una simplísima razón:
porque he experimentado en mí mismo la validez de lo que voy a expresar en el
mismo. Y esa “validez”, no es otra cosa más que la vivencia, la confirmación de
que una persona se había sentido mejor, más feliz, por el simple hecho de haber
coincidido conmigo en un día en que yo me había “puesto las pilas”; es decir:
el haber conseguido estar yo mejor me había permitido llevar mayor sensación de
bienestar a quienes estuvieron conmigo, y sus palabras en este sentido han sido
a su vez mi mejor re-motivación. Por ello decidí escribir este nuevo artículo sobre
la actividad y no actividad, la desmotivación o motivación a la actividad.
Pero
la realidad creada aún me deparaba una nueva sorpresa: Llevaba varios días sin
abrir mi cuenta en Facebook, y al hacerlo me encontré también con unas
amabilísimas palabras de una persona sobre el artículo que publiqué el 5 de Noviembre del pasado año titulado “Miespejo milagroso” , así que me puse a releerlo y volví a
experimentar algo que tengo muy, muy comprobado en mi vida: “las cosas me
suceden en el momento oportuno y de la forma adecuada”; en concreto, me pasa
muy a menudo que elijo un libro o capítulo al azar, o cualquier lectura, y en
ella encuentro exactamente ideas y pensamientos sobre lo que en ese momento
ocupa mi mente y mi corazón
Y así, lo
último que me salió al camino fue un tema sobre desmotivación
La
desmotivación personal afecta enormemente la posibilidad de tener una vida
feliz, saludable y placentera. Cuando pierdes la motivación, entonces las
experiencias carecen de sentido, caes en la apatía y quizás eso te lleve a un
letargo muy negativo para tu vida
Como
he dicho anteriormente, hay miles de estudios y tratados sobre motivación y
sobre desmotivación. En cualquiera de ellos, …o más exactamente en un adecuado
recorrido por ellos, seguro que cualquiera de vosotros puede encontrar las
preguntas y las respuestas que más os preocupen, que más os interesen, que más
os ayuden. Yo quiero hablaros, como siempre, de mis propias experiencias
personales; sin embargo, creo que es conveniente algunas pinceladas teóricas
¿Qué
es la desmotivación personal?
Es
el desánimo, desinterés, apatía e indiferencia hacia alguna actividad
particular o hacia la vida en general. Cuando las personas están desmotivadas
no quieren realizar ciertas tareas o las hacen de mala manera, lo que tiene
efectos negativos para ellos mismos y el entorno que los rodea.
¿Y
por qué llegamos a estos niveles insanos de desmotivación personal?
Indudablemente
por muy variadas razones; cada persona por una u otra causa personal o de
situación, pero muy a menudo (personalmente me inclino a pensar que casi
siempre) por la coincidencia de varias de ellas, como malestar laboral o
profesional; evolución personal con modificación en tus valores y prioridades,
finalización o desaparición de una situación afectiva o emocional especialmente
satisfactoria; bajón en la autoestima por alguna sucesión de resultados
adversos en tu actuar; valoración insatisfactoria de los resultados que vas
obteniendo o de las metas que te habías fijado; bajones en tu salud o tono
físico; enfermedades, muertes, o problemas económicos graves propios o
familiares; amistades tóxicas, etc.
¿Cómo
superar estos estados de desmotivación?
Indudablemente
cada caso personal requiere diferentes soluciones; pero yo quiero proclamar una
segura para cualquier caso (excepto ciertas enfermedades): "la actividad por mera actividad"
En
un taller de crecimiento personal al que asistí, estábamos trabajando el tema
de la timidez, y un compañero expresó que era incapaz de pedir baile a una
chica. El terapeuta le dijo que había un método infalible para vencer esa
timidez, ese miedo: “ponerse de pié, ponerse delante de una chica y
pedirle bailar”. Silencios, asombros, dudas, suspicacias…. entre los
participantes, y al final del trabajo la teoría válida y cierta: “Hacer,
no pensar, no pre-sentir”
La
inacción, la inoperatividad, la desgana, la apatía, se manifiestan externamente
por no hacer nada, pero además de esta manifestación externa, física, en el
fondo lo que hay es un proceso mental, anímico, de des-motivación por motivación
negativa a través de pensamientos des-valorativos de cualquier acción: no vemos
razones suficientemente válidas, valiosas, para hacer nada: estamos pensando,
valorando, y pre-sintiendo un nuevo estado de malestar hagamos lo que hagamos y
por eso no hacemos nada.
Y
-como consecuencia- la solución es bloquear totalmente esas valoraciones, esas
búsquedas de éxitos en acciones o situaciones que tengamos por “buenas”, “que
merecen la pena”. NO pre-valoremos; lo
único que tenemos que hacer es “HACER”, ponernos en movimiento para hacer lo
que sea, sin valoración u objetivo alguno, ….y ¡¡aquí está el secreto!! “concentrando
nuestros sentidos, nuestra percepción, simplemente en lo que estamos haciendo”
Por
ejemplo:
*.-
Me pongo en pié y paseo por el pasillo. Lo único que tengo que hacer es sentir
mis pies, el tacto con el suelo, verme los brazos, tocarme la cara, sentir qué
temperatura siento en mi cuerpo, ver qué luz hay por el pasillo, si es del sol,
quizás centrarme en algún cuadro o adorno que tengamos, … y ¡¡darme cuenta que
estoy haciendo eso, y solo eso, y sentirme bien por ello, porque eso es “lo que
quiero hacer”
*.-
Salgo a la calle y me pongo a pasear sin ir a ningún sitio predefinido ni
habitual. Deambulo por ejemplo una calle a la derecha dos a la izquierda, dos a
la derecha, ….o como me salga, …y me voy fijando en tipos de coches, vestimenta
de las personas con las que me cruzo, los diferentes sonidos de pájaros, o
coches, o motos, o niños; y mi temperatura
corporal, me miro la ropa, me toco el pelo, me miro las uñas, miro al suelo, a
un tercer piso; me estiro, bostezo…., y todo sin valorarlo en absoluto;
simplemente valoro el hecho de que estoy haciendo eso, y me siento bien por
ello.
*.-
Ni me levanto, ni salgo de casa. Me pongo a hacer un sudoku, o un cruci, o a
copiar fotos de internet y cambiarles los colores, o ponerles diferentes
marcos. O simplemente me estiro en la cama y siento mis piernas alargadas, mis
brazos alargados, mi cuerpo relajado, y noto mi respiración y mi temperatura; y
me revuelvo el pelo, y me rasco un poco; … y me doy cuento de que estoy
haciendo eso, y solo eso.
Sin
valoración alguna sobre “el nivel de bondad, de adecuación, de lógica” de mis
acciones. No hay lugar para valorar lo bueno, lo noble, lo ejemplar, lo necesario,
lo altruista de nuestras acciones, de nuestros objetivos. Simplemente “hacemos”
y sentimos que estamos haciendo.
Os
aseguro que este es un procedimiento infalible para romper el círculo
paralizante de la desmotivación. Existieron unas causas que crearon la
situación paralizante. No nos enfrentamos ni solucionamos las causas. Rompemos
su efecto. Y a partir de ese momento nuestro cuerpo y nuestro espíritu estarán
en condiciones mucho mejores para encontrar la solución frente a los sucesos
causantes.
Todo
lo “sucedido” que causó nuestra paralización, sucedió, pasó, y puede estar en
nuestras manos, o no, su resolución. Movernos, activarnos, depende
exclusivamente de nosotros, de un solo mandato mental: cuerpo muévete y siente.
Dadle
este artículo a diez psicólogos clínicos y tendréis veinte opiniones contrarias
al mismo. Ponedlo en práctica cada uno de vosotros y todos me daréis la razón.
A mí siempre me sirve.
Ah,
por cierto, con esta terapia de “la
actividad por la mera actividad” nunca se me han producido pinzamientos y
ataques de ciática; …. ¿será por no constreñirme por valoraciones continuas de mis acciones?
Si
crees que no puedes saltar, ¡¡salta!!
Bueno querido bloguero,intentare dificultosamente, dado que escribo desde el móvil, compartir pensamientos al hilo de tus reflexiones y entrelazando con el inicio de la mia...Tambien y sin ápice de ironía cabe pensar como otra posibilidad, que no se tengan lesiones tales como protusiones o hernias, que más que desmotivar o considerar consecuencia subjetivas o incluso psicológicas, puedan digo, motivar situaciones o consecuencias dolorosas en el entorno de la lumbociatica que se objetiva en su propio origen extructural.
ResponderEliminarSalvando el hecho de que todo no tiene origen en conceptos etiquetados, a mi juicio, tranposamente como psicoemocionales, no tengo duda alguna de la motivación extraordinaria que encierra el " hacer por hacer ", pero eso sí que encierra factores subjetivos que ayudan, sin interferir, el mundo de las sensaciones, y por tanto apoyan bondad en la percepción del hacer por hacer.
Desde esa perspectiva, asumiendo que esto conduzca por contra, a otro tipo de sensaciones, en este caso negativas y desmotivantes por confusión, o falta de reconocimiento de las cosas, llevandote inconscientemente a suburbios de otros mundos tales como el tedio aburrimiento, etc . Resumiendo, el dicho conocido que el cristal que se emplea para mirar, sentir, compartir, emocionarte por el hacer o dejar de hacer, también tiene mucho que ver y decir con el inicio de las cosas. Todo viene a compendiarse, haz lo que tengas que hacer cuando quieras hacerlo, la insatisfacción forma parte de la frustración, que no debemos mezclar con lo intangible de lo psicológico . Amén