Con
independencia de los aspectos puramente deportivos, y sin hacer más comentarios
sobre las posibles razones del decepcionante papel de la Selección de España en
el Mundial de Futbol de Brasil, quiero brindaros la posibilidad de plantearnos
una cuestión paralela: ¿hasta qué punto puede influir el “sentimiento de Patria”
en el rendimiento de unos deportistas?, y ¿hasta qué punto el himno nacional
puede influir?
Por
favor, dejemos ahora de lado cualquier planteamiento o sentimiento de tipo
estrictamente político, y pensemos solo en el plano emocional, motivacional.
Hace
años, cuando nuestra Selección no se distinguía por su exquisita técnica, se
apelaba constantemente a “la furia
española”. Pareciera que aquél pensamiento de “furia” era suficientemente
motivador para que nuestros jugadores se dejasen la piel en el campo.
Luego,
han venido los años gloriosos de todos los éxitos posibles, basados
exclusivamente en un “equipo” único por su juego de conjunto. Creo que la idea
de “grupo único” (más su real calidad, por supuesto) es lo que motivó a estos
jugadores hasta ahora. Es probable que fuera de este sentimiento no tuviesen
ningún otro “aglutinador” suficientemente motivante para no haber llegado a la
situación actual
Pero ya,
incluso en estos años gloriosos, se echaba en falta, al compararnos con el
resto de países, que nuestro himno nacional no tuviese letra, y que los
jugadores no tuviesen “nada que cantar”, nada que gritar, y los espectadores un
simple tararear pobre y sin garra.
Estos
días, toda la prensa del mundo ha puesto de relieve el carácter guerrero y
peleón de muchas selecciones como uno de los principales motivos de los buenos
resultados de varias de ellas sobre otras selecciones teóricamente más
técnicas.
Y de todos estos casos, lo que más ha sido puesto de relieve, con
docenas de videos al respecto, ha sido la Selección de Chile, su público, y la
forma de cantar su himno en el Estadio de Maracaná antes de enfrentarse a
España.
Muchas
veces, cualquiera de nosotros hemos oído a alguno de nuestros exitosos
deportistas, Nadal, Alonso, Pedrosa, comentar que se les erizaba el vello al oír
el himno de España en lo alto del pódium al recibir sus trofeos. Pues bien, en
la narración del citado partido, los comentaristas españoles en televisión
dijeron textualmente que “escuchar el himno de Chile, cantado a capella por
miles de seguidores y por todos y cada uno de los jugadores, ponía los pelos de
punta, y que con esta fuerza es seguro que pueden ganar a cualquiera”
Y
comentarios de este estilo han sido unánimes y generalizados.
No os voy
a colgar aquí ninguno de los videos al respecto; simplemente os mando este enlace a uno de ellos, pero os animo que lo veáis hasta el final, y no dejéis de fijaros en la posición de la mano que está "abarcando" el corazón; esa conjunción bioenergética de garganta, diafracma y corazón es una máquina única generacional (y a la vez liberadora) de emociones
Yo pienso que nuestro deporte necesita un himno “emocionador”, motivador. Desde el punto de vista de gestión emocional, estar dos minutos cantando y gritando unos sentimientos comunes en el grupo es mucho más efectivo que estar cada uno encerrado en sus propios pensamientos.