La (actual) película BEN-HUR se estrenó en 1959. Estamos en el 2014, por tanto no creo exagerado decir que al menos he visto esta película
unas 50 veces, pues siempre fue, y lo sigue siendo, una de mis películas favoritas.
Sin embargo, al verla
ayer me he dado cuenta que acabo de ver una nueva película o, quizás más
exactamente, acabo de ver esta película dándome cuenta de cosas diferentes, y
concluiría que eso ha sido porque probablemente la he visto con otros ojos, con
otra posición sentimental. Diría que quizás hasta ahora me ponía delante de la
TV para ver una película de aventuras, y lógicamente veía una película de
aventuras. Quizás esta vez no estaba tan limitado en mis objetivos; quizás
estaba más abierto de espíritu; quizás a mis 68 años he logrado la paz de
espíritu que me ha permitido captar, recibir, otros mensajes hasta ahora
ocultos, tapados por otros más aparentes, más llamativos, más externos.
Esta vez he descubierto
que BEN-HUR es una película de amor y de positivismo.
Y que conste que
prescindo de toda exaltación del matiz cristiano-religioso-milagroso que se
quiere dar con la proyección de esta película en la Semana Santa. Todos los
valores que se ponen de manifiesto en esta película son sin duda valores que se
encuentran en la doctrina cristiana; perfecto, …y ojala se practicasen en la
realidad de cada católico; pero quiero ceñirme a un plano meramente humano, al
plano de cualquier persona en cualquier parte del mundo y sea cual sea su raza
y religión.
Descubrí ayer cada consecuencia positiva, buena, que se
derivaba de una acción de amor; y descubrí cuánto mal --externo también, pero principalmente
interno-- se deriva de una acción de
desamor, de odio, de rencor, de ira, de desconfianza hacia los demás; porque
cuando tratamos a los demás de esa forma es porque esos sentimientos de ira,
rencor, odio o desconfianza están en nuestro interior, y esto nos hace un mal
tremendo.
Además de esta
exaltación del amor humano, del querer a los demás, de confiar en los demás, de
no odiar a los demás, ayer BEN-HUR me ofreció casi dos horas de positivismo: de
ver que en la Vida siempre hay una oportunidad; de sentir que VIVIR es lo más
importante y que sólo los que tiran la toalla, los que se dan por vencidos, los
que pierden sus ideales, pierden el sentido de su vida, pierden su razón para sentirse
personas.
Siento en mi interior,
en mi alma, en mi ánima vital, que a todos los jóvenes, desde los 16 años, se
les debería proporcionar la posibilidad de ver y trabajar esta película (y
otras semejantes), en un contexto en que pudieran darse cuenta que esos “triunfos” personales no son milagros, ni
cosas de héroes únicos y “de película” sino de cada uno de nosotros en nuestro
día a día.
En definitiva, tras ver
la película he recordado que cada día, al levantarme y al acostarme, debiera
sentirme feliz y agradecido por un día más de VIDA, y sentirme feliz y
agradecido por haberme dado cuenta que todo lo que voy a hacer, o he hecho, lo
hago con ilusión y amor a cuantos me rodean.
Y quiero concluir con
un ejemplo que he vivido hace poco y que aunque no tiene nada que ver con la
película que estoy comentando, sí tiene que ver con la forma de amar y ver la
vida:
Un niño, de unos 10
años de edad, no le gusta el puré de patata. Le pusieron para comer un guiso
con puré de patata. El niño cogió un pedazo de pan y empezó a poner puré encima
del pan y a comérselo. Su padre le vio, y le regañó fuertemente por hacer “esa
cochinada”, increpándole con esta frase : “¿has visto tú a alguien hacer esa
guarrada?”. El padre le castigó a ir a comer a otro sitio. El niño abatido y
medio llorando, decía mientras se iba: “sólo estaba tratando de comer el puré
de la única manera que puedo soportarlo”
¡¡Cuánto mejor sería el
mundo si tratásemos de escuchar y comprender a los demás”
No soy yo quien para
ponerme a juzgar por qué ese padre educa así a su hijo. Puede tener sus razones
también. Lo que quiero resaltar es que debemos escuchar a los demás para poder
comprenderlos; y esto, sólo se puede hacer cuando EL AMOR anida en nosotros con
carácter general, no cuando amamos en concreto y limitadamente.
Tened un día feliz:
¡¡Sentid y dad amor!!; que las dificultades y contratiempos del día a día no os
hagan perder la adecuada valoración de qué es más importante que qué; y sentid
que toda persona, cada uno de vosotros, es capaz de salir adelante de cualquier
situación, y que merece la pena vivir
Me ha gustado tu manera de reflesionar sobre como se ve una misma cosa con la diferencia de los años y según el estado animico en que te encuentras........maica
ResponderEliminarHas etiquetado perfectamente ésta entrada en el apartado de Crecimiento Personal.
ResponderEliminarOjalá los lectores reflexionemos sobre tus palabras y logremos llenar nuestras vidas con el AMOR que has encontrado en Ben Hur.¡¡¡.
Enhorabuena, un artículo muy emotivo.
Un beso
Ros
Gracias por vuestros comentarios y por sentir AMOR , seguro que así lo expandiremos a nuestro alrededor
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