7 DE NOVIEMBRE ¿MACHISMO, O PODER?

Hoy es 7 de Noviembre, y hoy todos los medios informativos españoles se centran en dos importantes hechos: La decisión del Tribunal Supremo español dictaminando de nuevo que los gastos de una hipoteca los deben de pagar los particulares y no los bancos, y las elecciones de medio mandato de EE.UU. con la victoria parcial de los demócratas frente a Trump
No me voy a extender en análisis y comentarios en la línea de lo que están poniendo de relieve todos los medios informativos, tertulias, y opiniones de políticos y técnicos y responsables jurídicos. Lo que yo quiero plantear es un aspecto que -en mi opinión- a veces no lo enfocamos adecuadamente.  “El machismo, ¿es una expresión de desprecio a la mujer, o es una manifestación de miedo de perder el poder?”
Y para completar esta perspectiva, voy a referirme también a otros dos hechos ocurridos el 7 de Noviembre.
El primero es de aquí, de casa; esta mañana nos hemos despertado con la noticia de que ayer, a la salida del juicio por ataque el pasado Agosto a una pareja gay en Fuenlabrada, el acusado volvió a acosar por la calle a la pareja con frases como  “acosadores de niños y discapacitados” y “sinvergüenzas”, entre otros improperios.
El segundo, es un recuerdo histórico: El 7 de noviembre de 1800 (en plena Revolución Francesa, con sus lemas de libertad, igualdad y fraternidad) fue aprobada la "ordenanza sobre el travestismo de las mujeres" que prohibía a las mujeres utilizar pantalones, y especificaba que "Toda mujer que desee vestirse como un hombre debe presentarse en la Prefectura de la policía para obtener autorización".
Esta norma fue levemente modificada en 1909 autorizando a las mujeres el uso del pantalón siempre que “sostuvieran en la mano un manillar de bicicleta o las riendas de un caballo”; y estuvo vigente (aunque todas las francesas usaban pantalones) ¡¡ hasta febrero de 2013 !!.

Bien, estos cuatro hechos han provocado  -entre otros- comentarios sobre el machismo. Y, entre otras cuestiones hay quien se ha planteado si el machismo es una realidad social independiente del individuo, o es una actitud y comportamiento individual.

Y, para contestarnos, también debiéramos tener claro qué entendemos por machismo.
Según la RAE, machismo es
1. Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.
2. Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón.
Definiciones que, para entenderlas totalmente, deberemos complementarlas con

Prepotencia:
1. Más poderoso que otros, o muy poderoso.
2. Que abusa de su poder o hace alarde de él.
Prevalecer:
1. Sobresalir, tener alguna superioridad o ventaja entre otras.
2. Perdurar, subsistir. (Costumbres que prevalecen durante siglos.)
Del conjunto de estas definiciones es evidente que el machismo se relaciona con el poder, con el abuso del poder, con el alarde del mismo, y que se le abre a la puerta a ser considerado “una realidad social” que dura a lo largo del tiempo

¿Somos machistas, o estamos en una sociedad machista? Las realidades sociales, las realidades socio-culturales, nunca se deben ignorar; pero en la medida en que aceptemos esta realidad en la misma medida debemos aceptar su posibilidad de cambio y evolución. Y esta evolución creo que en estos tiempos ya nadie la puede negar, con independencia de que el ritmo de cambio o evolución sea rápido o lento, para unos u otros, y tan distinto de unos países a otros. Pero creo que lo primero que debemos de admitir, y de asumir a nivel individual, es que los cambios socio-culturales los impulsamos, los potenciamos, o los impedimos cada uno de nosotros con nuestros actos y actitudes. Cuando hablamos de los cambios que hay en una sociedad es evidente que no se da estos cambios en todos sus miembros, y por mil razones (individuales) diferentes.

Por ello, admitiendo esta posibilidad, la pregunta a hacerse es ¿por qué hay personas que “son” tan machistas?. Para contestar a esta pregunta yo no puedo dejar de referirme a mi principio básico (Ver “Cómo Ser y Vivir feliz”) de que “una persona ES como ACTUA, y ACTUA como PIENSA”. Por tanto, en mi opinión,  -y aparte de la influencia del entorno- una persona se puede comportar machistamente, o no, según lo decida, según sus pensamientos.
Por ello, en este plano de la individualidad, expertos en la materia, y afamadas feministas señalan que el machismo existe tanto en hombres como en mujeres: Los hombres machistas actúan como si fueran superiores a las mujeres; y las mujeres machistas actúan aceptando la prepotencia y dominio de los hombres como natural. Estoy de acuerdo, pero en este artículo me voy a centrar en el machismo masculino exclusivamente.

Y yo, ¿cómo definiría el machismo?. De la siguiente forma: “La conducta de un hombre, con sentimientos de inferioridad, ante el miedo de perder sus posiciones de poder”

Eduardo Galeano (fallecido escritor uruguayo) dijo en una ocasión que “el machismo no es otra cosa que el miedo de los hombres a las mujeres sin miedo”. Miedo a perder la supremacía, a verse superado, al diferente. Miedo que aumenta y se transforma en inseguridad, en soberbia y en desprecio.
Cuando se convocó la gran manifestación del 8-M, una de las razones fundamentales de la gran movilización que hubo en España, y que fue reconocida en todo el mundo fue la reacción de las mujeres ante “el pasotismo o paralización” de los hombres. Las convocantes se reconocían como “Mujeres que levantan la cabeza frente a hombres que bajan la mirada”. Frente a ello, el partido en el poder en esos momentos, el PP, dijo que la convocatoria era “elitista y rompe el modelo de sociedad y busca el enfrentamiento entre hombres y mujeres”
Sí, el machismo (como el de Trump) no es más que una reacción de alarde de poder conservador frente a los “desiguales”, frente a los que no piensan como ellos, o a los que pueden ganarles en algo. Miedo a perder. Si a ello se añade la fuerza, física (ejército contra refugiados), legal, jurídica (jueces machistas) o económica (TSJ-Banca), tenemos el fascismo de etiqueta, de guante blanco, el que “mantiene las cosas como debe ser

Socio-culturalmente, es evidente que cada sociedad tiene un grado y un concepto de machismo diferente. Voy a traer a colación dos casos nada más
Por una parte España, y por otra Hispanoamérica
¿Somos machistas en España? Estoy seguro que cada cual opinará de una forma u otra, pues como decía un amigo: “cada vez que empezamos a discutir entre los cuatro salen ocho opiniones distintas”. Pero voy a centrarme según el contenido de este artículo, en dos datos:
Primero: ¿Judicatura machista? Las mujeres solo ocupan el 14 por ciento de los puestos del Tribunal Supremo. Ninguna de las 5 salas del Alto Tribunal está presidida por una mujer. En la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo no hay mujeres
Segundo: opiniones y conducta: Hace un par de años, The Global Divide on Homosexuality (un informe de Pew Research Center realizado en 40 países del mundo) señalaba que el 88% de los españoles consideraba que la homosexualidad debía ser aceptada por la sociedad y solo 6 de cada 100 personas creían que era algo inmoral. Esto situaba a España en la cabeza de los países del mundo. En apenas 5 años, la aceptación había crecido unos seis puntos.
En cambio según la FELGTB, el 57% del colectivo ha sido insultado alguna vez por su orientación sexual o identidad de género. Cuatro de cada diez de sus miembros han sufrido algún tipo de agresión aunque sólo el 10% de las agresiones han terminado en denuncia. Según un estudio de la Universidad de Vigo, hasta un 30% de los estudiantes españoles habían participado en acciones homofóbicas como insultar y, como consecuencia directa, el 65% de los homosexuales habían sido agredidos verbalmente; el 30% habían sido excluidos y el 20%, golpeados.
Hispanoamérica, cuna del “machito”
Me voy a referir al trabajo titulado “El machismo como fenómeno psicocultural, de Octavio Giraldo (Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 4, núm. 3, 1972, pp. 295-309. Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Bogotá, Colombia) en el que desarrolla sus teorías y comentarios sobre la base de los trabajos del antropólogo e historiador Oscar Lewis
Y lo traigo a colación porque en él se enumeran todos los aspectos de la “cultura machista” que se han puesto de relieve en las últimas encuestas entre jóvenes y estudiantes en nuestro país
CARACTERISTICAS DEL MACHISMO
El macho, el "verdadero hombre" según la cultura hispana, debe tener ciertas características para que se lo considere como tal y no como afeminado u hombre a medias. Las características sobresalientes del macho con su heterosexualidad y su agresividad.
El hombre debe resaltar y demostrar su capacidad fálica. Mientras más grandes sean sus órganos sexuales y más activamente se entregue a la relación sexual, más macho será.
Su potencialidad sexual debe ser ejercitada de hecho en sus relaciones y conquista de mujeres. Y mientras más mujeres, mejor.
Como lo anota Lewis, el engañar a las jovencitas no es causa de culpabilidad sino de orgullo y título de prestigio. Lo importante no es lograr un afecto permanente (con la excepción de la esposa y la "querida") sino conquistar sexualmente a las mujeres y satisfacer la vanidad masculina.
Ningún adolescente es considerado un verdadero hombre -macho-- hasta tanto no pueda alardear de haber poseído una mujer. Más aún: el hombre casado debe mostrar su machismo, su potencia y el ejercicio real de sus poderes sexuales por medio de su fertilidad, es decir, engendrando un hijo tan pronto como sea posible. (Esto deviene, a sensu contrario, que la mujer, será realmente mujer “válida y respetable” en la medida que le dé un hijo; y si no, mientras, no “valdrá nada”)
Su potencia debe ser conocida por otros. Esto conduce a la práctica de alarde e inventar historias acerca de su potencia y conquista de mujeres. El macho debe engañar y conquistar todas las mujeres que pueda pero al mismo tiempo debe proteger y defender a sus hermanas de los intentos de conquista de otros hombres puesto que las mujeres de su familia deben permanecer vírgenes hasta el matrimonio. Esta paradoja constituye un elemento de protección de su autoestima muy importante.
Su relación con la mujer es la de dueño y protector acompañado de una superioridad no sentimental y alejada. …. Un macho muestra su masculinidad diferenciándose de la mujer sentimental y afectiva por su frialdad. Ella ama, pero él conquista. El desapego emocional es parte de la "superioridad" del macho sobre la mujer.
Tanto el hombre como la mujer creen firmemente en la superioridad del hombre en muchos aspectos. Los hombres pueden humillar y golpear a sus mujeres porque "para eso son los maridos". Un verdadero macho no puede tolerar que su mujer le pegue o ni siquiera que no le obedezca
La superioridad y la libertad sexual del hombre le da ciertos derechos que pertenecen a su "naturaleza" de macho. Se cree que los hombres tienen mayores necesidades sexuales y por lo tanto las mujeres deben aceptar el hecho de que ellos tengan muchas aventuras extramaritales
El lugar de las mujeres es la casa pero los muchachos son de la calle. Un hombre debe aparecer como el jefe de la casa ante sus amigos hombres si no ha de perder su fama de macho. Si su esposa se atreve a mostrar cierta independencia o le amenaza delante de otro hombre, él debe pegarle a fin de no perder el prestigio ante sus amigos.
Los celos son un rasgo común del macho. Esto es enteramente comprensible si consideramos que todo hombre debe desconfiar de los otros hombres, de sus intenciones con respecto a su propia mujer y las parientes; en razón de su mismo machismo.
Los celos del macho junto con su agresividad explican el fenómeno de golpear y aun cometer homicidio con la mujer infiel. Esta conducta violenta del hombre no es aprobada pero en cierto modo se la espera y se le "comprende".
Cada hombre trata de mostrarle a los demás que él es "el más macho" el más masculino, el más fuerte, el más poderoso físicamente. Y toda mujer espera que su amante sea el más macho, el más guapo y valiente (quien la pueda proteger y defender de otros hombres).

Bueno, creo que tenemos datos suficientes del machismo socio-cultural, real, innegable, pero evolutivo y cambiable. ¿Tenemos algún dato, u opinión en el sentido individual de responsabilidad?
Arturo Torres, psicólogo y sociólogo por la Universitat Autónoma de Barcelona y Máster en Psicología Social, trata ampliamente este tema analizando las relaciones y diferencias entre el machismo y el patriarcado, aplicando este nombre más bien al entorno socio-cultural y el de machismo a la actitud individual, si bien admitiendo una interacción continua entre ambos en sentido activo y/o reactivo.
Partiendo de  “una concepción patrimonialista de la sociedad y la familia” explica el machismo como una consecuencia de la misma en un triple paso: situación inicial, cambio, y reacción al cambio.
La situación inicial sería la siguiente:
“El patriarcado es entendido como un fenómeno que va saltando de generación en generación, y es por ello que se ha llegado a hipotetizarse  una relación entre éste y la idea de propiedad. Esta idea, muy arraigada en la filosofía marxista, propone que, al igual que las propiedades se heredan y ofrecen la posibilidad de explotar a otros para que trabajen con ellas generando una parte de valor que se podrá quedar el propietario a pesar de no haber trabajado, las mujeres han sido concebidas como un recurso, algo que se puede poseer y con lo que los patriarcas de la familia se han dedicado a comerciar, ya sea para tener mano de obra barata (aplicada normalmente a las tareas del hogar) como para poder tener descendencia (algo que también está vinculado al ámbito doméstico y, por lo tanto, privado)”.
El cambio se produciría cuando la mujer empieza a hacer trabajos fuera de casa, o a querer participar en las decisiones de gestión del patrimonio-hogar-familia. Entonces -por falta de experiencias- se producen dos fenómenos:
*.- “cuestionamiento de sus capacidades”
*.- “sospechas de competencia”
Lo que generaría en los hombres (machismo individual) las siguientes creencias / pautas de comportamiento:
1.- La mujer “solo lo es realmente cuando es madre”: en casa, cuidando a los hijos y la casa y no trabajando fuera
2.- La mujer tiene menos capacidad de decisión y liderazgo
3.- La sociedad “siempre ha sido así”, querer igualar los sexos es “romper” la sociedad
4.- El hombre alcanza su poder por la inteligencia y la fuerza; la mujer por su belleza o astucia
5.- La mujer que sale a la calle sabe a lo que se arriesga, o lo que busca
En definitiva, para este autor, las actitudes machistas de hoy en día son conductas individuales de no adaptación al cambio de la sociedad patriarcal patrimonialista. Son conductas de autodefensa

Y hay más opiniones validadoras de la idea del “miedo” o  “inseguridad”
Así, la psicóloga Berta Fernández opina
No hay ninguna duda de que quien se muestra y presume de ser superior en realidad intenta compensar que se siente inferior.
Pero no es que en el fondo se sienta inferior a las mujeres, se siente inferior en general. Y al ser machista compensa esto sintiéndose superior a la mitad de la humanidad ¡no está nada mal eh!.
Añadir que creo que en el fondo casi todo el mundo se siente inferior en mayor o menor medida. El hombre machista simplemente lo compensa de esta manera.
La mujer machista asume abiertamente esa inferioridad.

Finalmente, quiero acabar planteando otra cuestión peliaguda. Además del posible miedo e inseguridad a “perder el poder” de la situación establecida, ¿puede haber algo más en esas actitudes individuales homofóbicas?
El ya citado Arturo Torres opina que
Aunque con peculiaridades muy concretas, la homofobia no deja de ser un avatar del odio al diferente. Este tipo de odio, miedo o experiencias negativas son usualmente difíciles de entender:  ¿Por qué la mera posibilidad de que dos personas del mismo sexo puedan casarse es visto por muchas personas como un ataque frontal a su forma de vida?
Nuestra estabilidad psicológica y personal se basa en que la gente "haga lo que tiene que hacer"; aunque solo tengamos ideas superficiales y prejuiciosas sobre qué es lo que se suponen que tienen que hacer.
 A esto, a asociar un hecho con una causa sin motivo real, técnicamente se le llama una 'meta-superstición'. La mayor parte de veces estamos equivocados, pero hasta que no comprobamos y asumimos que esos comportamientos son inocuos, el malestar (el miedo, el odio) persiste.
Y acabo: Existen numerosos estudios de psicólogos y psiquiatras que han relacionado el odio hacia la homosexualidad con propios sentimientos homosexuales latentes o reprimidos, esto es explicado en la  formación reactiva  del psicoanalista Sigmund Freud. También Henry E. Adams de la Universidad de Georgia​ explica la teoría que comprueba la directa relación en todos o gran parte de los casos que homofobia es igual a deseos o sentimientos homosexuales
Sin duda alguna que esto no es así en todos los casos, ni probablemente lo sea en la mayoría de las conductas individuales homófobas. Pero sí es una realidad psicológica bien estudiada que  -en todos los campos-  lo que más “odiamos” no son las formas de ser los demás, sino que nosotros podamos ser de esa forma que no admitimos, y voy a poner un ejemplo muy simple: hay quien dice que “lo que no aguanto de una persona” es que no sea respetuosa y reservada con los secretos y las cosas íntimas, …..y quien más odia esto suele ser alguien que es consciente que ella se comporta así a veces.

La “Revolución” Francesa que tantas cosas cambió, siguió “atando en corto" ciertas aspiraciones feministas. Un acusado de atacar a una pareja gay sale del juicio con nuevas amenazas. Trump se ha erigido en el estandarte de la homofobia, racismo, intolerancia, y despotismo. Y nuestro sistema judicial está a años luz de la comprensión de los cambios que está habiendo en la Sociedad, y siguen apoyando a los poderosos y al establishment. En todo ello no hay más que “miedo a perder el poder”, “miedo al cambio”.
Y cada una de las personas que conocemos que piensan, hablan y se comportan de forma machista, ¿a qué tienen miedo?




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