El señor
Alberto Ruiz-Gallardón ha ingresado -en
menos de 36 horas- en el Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid, tras su
dimisión como Ministro de Justicia
La
ley 6/2007, de 21 de diciembre, reguladora de este órgano consultivo establece
que los expresidentes de la Comunidad de Madrid serán consejeros permanentes de
carácter vitalicio, condición que pueden solicitar en cualquier momento siempre
que no haya incompatibilidades.
Como
consejero permanente, Ruiz-Gallardón percibirá la misma retribución prevista
para los consejeros del Gobierno regional (8.500 € brutos mensuales, 5.500 € netos), y
además la Comunidad de Madrid le proporcionará "el apoyo personal y los
medios materiales que necesite para el desarrollo de sus funciones
representativas", según el reglamento del Consejo.
Esto
ha llevado al portavoz de UPD en la
Asamblea de Madrid, Luis de Velasco, a
decir que el exministro "tiene más suerte que millones de parados de este
país: “no está ni un día en el paro y ya
le dan un sueldo millonario"; máxime
(siguiendo con las declaraciones de Luis de Velasco) cuando “este
organismos es superfluo y sólo sirve
como carísimo cementerio de elefantes". Según UPD, el Consejo Consultivo cuesta
actualmente al ciudadano 4,3 millones de euros al año y "no es más que una
réplica a escala autonómica del Consejo de Estado, un organismo que podría
realizar las mismas funciones sin gasto adicional para los madrileños".
Bueno,
quizás no sea del todo ciertas estas afirmaciones del señor Luis de Velasco.
Quizás este Consejo realice alguna función interesante y práctica y útil para
los ciudadanos de Madrid. Quizás sin este Consejo aún se hubieran hecho más
barbaridades de las conocidas. Según datos de 2013, este Consejo se reunió 67
veces a lo largo del año y despachó 682 consultas, incluyendo diversas
alcaldías y universidades.
Todo
esto es lo que permite la Ley citada. Por tanto, el Sr. Ruiz Gallardón no ha
hecho más que ejercitar un derecho que le da la ley.
¿Pero
qué Ley?, una de las muchas que los políticos y poderosas se dan a sí mismos.
¿Es posible, es justo, es ético que cuando los niveles de pobreza en España
avanzan como avanzan, cuando hay los millones de parados que hay, cuando
aquellos que tienen trabajo lo tienen de forma precaria en tiempo y niveles
bajo mínimos; es justo y ético que un exministro, con una buena reserva
económica a sus espaldas y una generosísima jubilación detente un puesto de asesor
con 5.500 € al mes?
Yo
soy un jubilado de banca. Tengo una pensión que me permite comer cómodamente,
aunque no tengo margen para alegrías extras; y yo aporto mi colaboración de
asesoramiento y formación a las instituciones y centros que me lo solicitan y
lo llego a hacer gratuitamente. ¿Por ser imbécil, no?; ¿por ser un héroe,
tampoco?, simplemente porque soy una persona que veo a mi alrededor a gente con
más necesidades que yo, y trato de “devolver a la sociedad lo que la sociedad
me ha dado a mí a lo largo de los años”.
Quizás
el Gobierno del PP nos haya evitado el rescate “formal” que tantos sinsabores
ha causado en otros países. Quizás el Gobierno del PP logre que antes de las
elecciones del próximo año nuestra economía financiera sea bien valorada en los
mercados con una prima de riesgo a sus mínimos; quizás puedan hablar de estos
éxitos parciales; pero de justicia, de justicia social y de ética no pueden ni
siquiera atreverse a mirar de frente.
Ruiz
Gallardón ha ejercido un derecho; pero a millones de españoles se les está
negando sus más elementales derechos en
educación, en sanidad, en trabajo, y hasta en vivienda en muchos casos.
Probablemente
el nuevo asesor del Consejo de la Comunidad de Madrid crea que ese sueldo de
5.550 euros netos le obligue a asesorar que hay que ser implacable con los desahucios de esas pobres familias que se quedan en la
calle porque los sueldos con los que pagaban en su día su vivienda ya no los
perciben. Quizás estas personas tengan más de 45 años y lleven ya más de 2 años
intentando inútilmente que alguien les dé trabajo. Él, que no lo necesita para
nada, en un par de días ya tiene un nuevo sillón desde el que seguir cobrando.
¡¡¡QUÉ
VERGÜENZA!! ¡¡QUÉ FALTA DE
JUSTICIA!! ¡¡QUÉ FALTA DE ÉTICA!!
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