“Nuestra” imagen en la red. ¿Por qué este título? ¿Qué implica poner la palabra “nuestra” en este artículo? Lo que escribo, ¿lo hago pensando en mi propia imagen? Cada persona que pueda leer este artículo ¿va a pensar en “su propia” imagen? ¿O todo se va a reducir a una mera elucubración mental, como otro de los cien mil artículos que a cada minuto aparecen en la red, que los leemos con más o menos interés, con más o menos curiosidad, pero que al cabo de unas horas, o incluso de pocos minutos, no ha tenido la más mínima trascendencia en nuestra vida?
Y, sin embargo, lo más influyente en esta vida, en todos los órdenes, es la imagen. La imagen que tengamos de las cosas, lugares, marcas, países y sucesos, tanto físicas como mentales y psicológicas o emotivas; y –de mucha mayor relevancia- la imagen que tengamos de los demás y de nosotros mismos.
Llevo años metido en el mundillo de la selección de personal para puestos de trabajo; y siempre he tenido meridianamente clara la repercusión que la imagen de los candidatos tiene en su definitiva contratación o descarte; pero no sólo su imagen física (incluyendo lenguaje verbal y no verbal), sino incluso “la imagen” de su Curriculum, y, en éste, no solo en su contenido sino también en su presentación.
Como dice el primer principio básico de la formación en “imagen personal”, “ES IMPOSIBLE NO COMUNICAR”
Hoy en día, si preguntásemos al azar a cien personas si creen que sus “perfiles” en las redes sociales pueden tener importancia y repercusión en las valoraciones que los demás puedan hacer de ellas, y, como consecuencia en la consecución de sus objetivos, probablemente más de 90 nos contestarían que “sí”; pero si les preguntásemos si han realizado estos perfiles con esa prevención previa, o si los revisan, o modifican de vez en cuando en virtud de su situación y objetivos vitales, muy probablemente no alcanzaríamos un 50% de respuestas positivas.
Y otro aspecto más concreto. Cuando yo tengo que dar una charla de formación sobre cómo hacer un C.V. siempre pongo un especial cuidado en insistir en que nunca, nunca se digan mentiras; y os aseguro que no es raro que me encuentre con escuchantes que me digan que eso es una tontería y que en el C.V. hay que poner lo que convenga para lograr el trabajo aunque sea falso. Bien, allá ellos. Pero esto me lleva a los “perfiles” de las redes sociales: ¿lo que la gente pone en sus perfiles es lo más representativo de ellas?, ¿todo cierto?, ….¿o se miente a diestro y siniestro?; ¿o no se miente pero sí se comete el error de no pensar, ni valorar, el uso que se puede hacer de todo lo que se publique de uno mismo?
Este es un tema que me apasiona y que me gusta abordarlo apoyándome en la siguiente imagen
He elegido cuatro grupos de aspectos que creo que pueden ayudar a comprender las cuestiones que estoy planteando en este artículo. Son, en mi opinión, cuatro grupos de diferentes motivaciones que suelen darse en las personas cuando se integran en redes sociales. Es evidente que los millones de personas, de diferentes edades, culturas, formación, necesidades y situaciones pueden generar otras innumerables formas de agrupar las “razones” “de estar en las redes”; y pluralizo porque el hecho de la pluralidad, el hecho de la posibilidad de tener diversos perfiles en distintas redes sociales también es un elemento muy interesante a considerar.
Sí quiero dejar bien claro desde un principio que no soy capaz de afirmar que las ideas y consideraciones que siguen al respecto sean aplicables al sector de los adolescentes. No lo conozco suficientemente para ello
Bien, pues como reflejo en la imagen, admitamos que las personas pueden acceder a las redes por las siguientes “razones”, motivaciones, o circunstancias:
Habrá unos que utilicen la red como soporte y vehículo imprescindible hoy en día para entrar, crecer y triunfar en el mundo profesional, económico-financiero, y hasta social. A este respecto simplemente algo tan elemental y conocido como frecuentemente olvidado: desde el momento en que uno está en la red (de un tipo u otro) está en “toda la red”, y es una grave equivocación pensar que en un sitio puedo estar con un determinado perfil y en otro sitio con otro “porque son cosas distintas”.
Lo son, efectivamente y puede ser útil e interesante presentar diversos perfiles; pero sin cometer el error de creer que nunca en uno se va a conocer el perfil del otro. Así que cuidado con querer que “cara a la empresa-trabajo” me vean como una persona seria, responsable y profesional, y luego en mi perfil de Facebook para las amistades, o en el de Meetic para encontrar pareja, me presente como un tío marchoso, aventurero y fiestero.
El segundo grupo está constituido por los VIP, los famosos, y los que quieren serlo o moverse en ese mundo. Poco voy a decir al respecto; simplemente que es un mundo de pura fachada, en el que la verdad y la falsedad a menudo se confunden, y en el que en el fondo no suele haber relaciones personales profundas, sino meramente vanidades y marketing comercial.
No estoy criticando la existencia de este grupo; e incluso afirmo que Internet es la mejor plataforma para ello; simplemente dejo claro que es “un mundo aparte” para los que quieran (o necesiten) vivir en él; y que no creo sea el mundo de la mayoría de mis probables lectores y de mis amigos.
El tercer grupo está compuesto por dos subgrupos: el de los que buscan principalmente lazos afectivos y de comunicación y participación, bien familiares, o de amistad; y el subgrupo de aquellos que buscan más una relación de pareja, bien afectiva o más de tipo sexual
El ámbito familiar y de amigos podríamos decir que es el más espontáneo y natural, y en el que probablemente los perfiles y la imagen personal sean los más auténticos y veraces; así como la inmensa mayoría de las publicaciones que se hagan en los mismos. Pero también es un ámbito muy peligroso porque “confiados” en esa “familiaridad”, o “camaradería” se pueden publicar cosas que quizás no debieran estar colgadas en la red a disposición de todo el mundo.
Cuando se forma a los buscadores de trabajo sobre cómo hacer el C.V. o cómo responder en una entrevista a preguntas “personales” o “indiscretas” todo el enfoque es hacia la concienciación de preservar la intimidad. Pues bien, a través de todo lo que publicamos en nuestras redes familiares y de amigos estamos desnudándonos completamente, cada día, ante todo el que quiera utilizar esta información.
En cuanto al subgrupo de las páginas de contactos o de búsqueda de pareja, (y partiendo de que soy absoluto defensor de las mismas como una alternativa más), sólo quiero poner sobre la mesa las siguientes tres consideraciones:
- Hay que estar en estas páginas con la convicción, y tranquilidad, de que al menos el 50% de los perfiles que en ellas figuran, las fotos, y lo que se escribe en las mismas es falso o, al menos, no es completamente la verdad.
- Es el ámbito donde más pueden “robarnos”, y utilizar contra nosotros, todo lo que publiquemos en el mismo.
- Sin embargo, a pesar de los dos puntos anteriores, si realmente alguien quiere encontrar a “su complemento”, a “lo que desea”, solo hay una opción “lógica y sensata”: decir exactamente nuestra verdad, nuestra realidad; porque si no, lo único que se estaría haciendo es potenciar ese juego del engaño colectivo empezando por engañarse a uno mismo.
Finalmente, el cuarto grupo es el de aquellas personas que están en las redes sociales por la única, o principal razón de “no sentirse sólo”, o no sentirse “en soledad”. Pueden ser personas con poca vida social de relación vis a vis; o personas jubiladas, o mayores que profesionalmente se encuentran de golpe con un vacío de actividad y prestigio importante en sus vidas; o quizás personas que acaban de “descubrir” este mundo de la intercomunicación cibernética.
En este grupo variopinto, hay dos tipologías básicas en cuanto a los perfiles y la imagen personal.
Por una parte están los que poseen una gran autoestima y una alta valoración de sí mismos. Estas personas suelen mostrarse en las redes, y vivir las redes, como un continuo estrado en el que esperan recibir aprobaciones, aplausos y reconocimiento. Y, a veces, no se dan cuenta que esas “necesidades” propias, que requieren cada día más y más número de “seguidores”, y quizás no las puedan obtener, satisfacer, “por sus métodos”. Este grupo de personas necesita estar “muy al día” y muy capacitado en la evolución de las tecnologías aplicables para lograr la “satisfacción personal” que van buscando. Muchos lo logran y llegan a ser inmensamente felices.
Y, finalmente, dentro de este cuarto grupo se encuentran los que -con las mismas aspiraciones, o necesidades- no tienen el mismo nivel de autoestima y seguridad en sí mismos.
Estas personas tienen miedo, pudor, o reparo, a la hora de “presentarse” y a la hora de publicar sus pensamientos, sus sentimientos, propios o en relación con lo que escriben y publican las demás personas que figuran en su red.
Entonces, si no encuentran a alguien que les anime, que les tire un poco de la mano, pueden tener tendencia a irse “arrimando” (relacionándose más) exclusivamente con las personas que sienta como más iguales a ellos, perdiendo una gran oportunidad de crecimiento personal.
Estas personas deben recordar que a ciertas edades, y cuando no hay otras exigencias de los demás, es el momento de la vida mejor para mostrarnos tal y como somos, en nuestra más plena autenticidad; porque, además, así es como encontraremos eso que la vida aún nos tenía reservado y hasta ese momento no habíamos podido alcanzar
Bien, se me ha ido un poco la mano; llevo ya 8 páginas y esto va a cansar a todos los amigos que os hayáis animado a comenzar la lectura. Pero si habéis llegado hasta aquí, línea a línea, espero os haya convencido de que este artículo lo ha escrito una persona honesta consigo misma y que solo quiere ofreceros a todos la posibilidad de dedicar unos minutos a pensar en algo que a todos nos atañe en el día a día. Y si eso nos ayuda, a cada uno de nosotros, a sentirnos un poco mejor, pues ¡¡VIVA la Vida!!.
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