Os traigo (íntegro) el contenido del artículo publicado por Jorge Chamizo en el Blog “La otra cara de la moneda”, que ya he citado en anteriores ocasiones.
El artículo tiene por
título: “Cuando los presos no quieren la libertad porque no encuentran cómo ganarse la vida”. Os animo a que lo leáis.
Realmente a mí me ha dado
mucho que pensar. Creo que es un verdadero problema -aún larvado, oculto- que no sé si podrá ir
creciendo y estallando con un nuevo conflicto social, o -como se indica al
final del mismo- el Gobierno podrá volver a aplicar algunas normas para evitar
males mayores.
Pero lo fundamental es el fondo de esta situación, la gran masa de
personas -familias que ¿“viven”? en los niveles infrahumanos de la pobreza, de
la miseria, de la marginalidad, de la delincuencia.
Sinceramente no sé cuál
puede ser la solución ….. dentro de los esquemas de la escala de valores del
mundo actual.
En comentarios sobre los
problemas de la emigración hacia Europa, hay muchos expertos que
afirman que ninguna medida tomada en el ámbito de las fronteras tiene la más
mínima efectividad -como la historia está
demostrando- sino que la única solución
sería resolver la situación en los países de origen y que esta gente no se
viese forzada a abandonarlos para subsistir.
Ciertamente, también hay
opiniones muy sensatas que afirman que la problemática política-gubernamental
de muchos de estos países hacen inviable de momento esos planteamientos.
Como digo, no sé cuál
puede ser la solución real ….mientras sigamos pensando que no todos los seres
humanos son iguales, y que “esclavos” y delincuentes siempre ha habido.
Dejo aparte los condenados
por delitos de sangre, y “algún” posible estafador (Bárcenas) que pueda haber
detenido. Pero el conjunto de encerrados
-¡¡ hasta voluntariamente, como se pone de relieve en el artículo ¡!-
por simple delito de “pobreza” (y/o sus
derivaciones de hurto, robo, o trapicheo de droga) …¿hay que dejarlos que se pudran en la cárcel como
algunos afirman?. Encerrados, que no se les vea, como a los mendigos que “se retiran” de las calles “para no dar mala
imagen de la ciudad”
Sí, puede que el PIB esté
subiendo; puede que nuestra prima de riesgo haya vuelto a sus mínimos
históricos; puede que Merkel nos ponga como ejemplo. ….Todo esto puede ser
verdad, cierto. Y con ello y con no pensar en “los ocultos”….a dormir tranquilos
-.-.-.-.-
“Cuando
los presos no quieren la libertad porque no encuentran cómo ganarse la vida”.
De
Jorge Chamizo, en “La otra cara de la moneda”
Está
ocurriendo en Alicante, donde varios reclusos de la prisión de Fontcalent se
niegan a acogerse al tercer grado y abandonar su encierro durante el día ante
la falta de trabajo y recursos para subsistir, según informa el periódico local
Información. El sindicato penitenciario Acaip ha alertado de esta situación se
está generalizando en las cárceles españolas.
Con
una tasa de paro en España del 24,5% y en la provincia alicantina del 26,08% al
finalizar el segundo trimestre de este año y dado que las condiciones de vida
en la prisión pueden considerarse razonablemente buenas, el incentivo para
recuperar la libertad para aquellos que no tienen nada es casi nulo.
La
situación de desesperación es tal que los reclusos llegan a pedir a sus
abogados que no pidan fianza para ellos, ya que en la calle no tienen nada,
según cuenta el diario local La Información. Es más, algunos reos renuncian a
ello ya que si cumplen seis meses entre rejas y en el caso de que tengan cargas
familiares, tienen derecho a un subsidio de paro cuando sean puestos en
libertad.
El
resultado es que las cárceles de la provincia de Alicante superan en un 150% su
capacidad de alojar a presos, según el informe de la central sindical. En la
cárcel alicantina en concreto hay hasta 166 reclusos en situación de tercer
grado, aunque Acaip no precisa cuántos de ellos se niegan a salir. El problema
se está dando también en otras cárceles del país, que ya habían visto
dispararse la población reclusa en las dos últimas décadas. La presión se
acrecienta sobre Instituciones Penitenciarias, que puede convertirse en otra
institución pública dedicada a paliar la falta de oportunidades laborales con
dinero público.
Sin
embargo, pese a la resistencia de muchos presos a volver a ser dueños de su
destino, las cárceles españolas han perdido internos en los últimos cuatro
años. Corría el año 2009 cuando se alcanzó el récord histórico de ocupación en
las prisiones, con 76.079 personas, una cifra que se desplomaba hasta 67.404 a
finales de 2013. El descenso de 8.675 presos supone una caída de la población
reclusa de un 11,4% y, sobre todo, consolida un cambio sustancial de tendencia.
La
explicación principal hay que buscarla en una reforma penal aprobada en 2010
que rebajó las condenas máximas para los delitos menores relacionados con el
tráfico de drogas. Dicha revisión contemplaba una rebaja de 9 a 6 años para las
máximas condenas por los delitos denominados "contra la salud
pública", principal causa de ingreso en prisión en España.
También
está menguando la población carcelaria debido a la política de acuerdos con
otros países para la extradición de los condenados extranjeros, que cada vez se
marchan en mayor número a cumplir la pena impuesta a sus países de origen. La
bajada del porcentaje de reclusos extranjeros es mayor que la general. En
cuatro años ha caído un 21% su presencia en las cárceles
Pese
a esa tendencia a la baja de la población de las cárceles, España continúa
instalada a la cabeza del ranking de países europeos con una mayor presión
demográfica carcelaria: 147 personas presas por cada 100.000 habitantes. Según
la estadística del Centro Internacional de Estudios sobre Prisiones, solo Reino
Unido supera a España en población reclusa.
Pero
como no mejore la tendencia del paro, parece que pronto vamos a liderar el
ranking, aunque también es verdad que el Gobierno puede contrarrestar la
presión acelerando aun más su política de indultos a diestro y siniestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Anímate a aportar tus opiniones a todos los participantes del blog