EL SENTIDO GOCE DE LA BELLEZA

Hace unos días compré un libro, al azar, sin saber nada del mismo, simplemente porque me gusta el autor y la reseña del tema me parecía interesante. Mi librero me dijo: Yo tampoco lo he leído; cuando lo leas dame tu opinión; me interesa.

Hace ya mucho tiempo que pienso que hay un autor que escribe un libro en un momento dado, pero que cada lector, en cada uno de sus particulares momentos vitales, lee ese libro de forma diferente; en cierto modo lo reescribe según sus propios sentimientos y estados de ánimo.

El libro que compré está clasificado como “Novela”, y como tal fue aceptado como finalista al Premio Planeta de 1998. Sin embargo, yo, al leerlo, me he ido dando cuenta que es un libro mucho más “descriptivo”  que  “de acción”; y que me he deleitado mucho más con la grandeza y versatilidad del lenguaje que con la trama propiamente tal del guión novelesco.

Quizás por mi estado de ánimo. Yo compré el libro  “para distraerme” de una cierta monotonía en el ámbito de lectura que llevaba últimamente; pero está claro que mi alma ha contactado más con la belleza que con la historieta.

Suele pasar, a los poco amantes de la montaña, que están tan obsesionados por lograr "el éxito" de alcanzar la cima, que son incapaces de disfrutar de cada paso del camino y de todas las bellezas que le va aportando a su paso.

Este hecho ha coincidido con una presentación (ppx)  de una colección de pinturas de Isabel Guerra que me ha hecho llegar una amiga. Yo no conocía a esta pintora, monja, y ver esta pequeña colección de su obra me ha supuesto un fuerte impacto emocional, pues sentí con sus pinturas la expresión sin palabras de la conjunción de éxtasis, belleza, paz y erotismo.

Está admitido que ciertas personas pueden llegar a un estado de “sublimación” en contacto con sus sentimientos y vivencias religiosas. Un estado en que transcienden más allá del mundo real, palpable, un cierto flotar, un cierto fluir, en una vivencia de paz, beatitud, felicidad, o como queramos denominarla.

Sin llegar a ese estado, todos hemos vivenciado situaciones, momentos, en que algo henchía nuestro ser, nuestra alma; un estado y momento en que sentíamos que nuestro corazón y nuestro raciocinio eran un todo único; como cuando una música de Bach, o Chopin nos transporta a otra dimensión; o como cuando sentimos esa mirada de la persona amada que sin palabras nos dice: gracias, me estás haciendo feliz; o como cuando tomamos una decisión que va a cambiar radicalmente nuestra vida y sentimos, de forma evidente, que un gran lastre de ataduras de todo tipo se desprende de nosotros, y reencontramos nuestra propia fuerza vital que nos hace ver las cosas, el presente y el futuro, de forma absolutamente diferente y bella.

Y, por supuesto, también es maravillosamente normal las sensaciones de placer y “petite mort” de una relación erótica, o sexual, vivida profunda y totalmente, desligada de prejuicios y monotonías.

Como bien decía Einstein, "La belleza reside en el corazón de quien la comtempla"; lo bonito y lo feo, lo grandioso y lo mezquino, no está tanto en lo que vemos, leemos o escuchamos sino más bien en cómo lo vemos, lo leemos, o lo escuchamos. Poder sentir y vivir la belleza, la ternura, la paz, la felicidad, está en nuestro interior.

Así he montado el vídeo que a continuación os pongo.


Sin duda alguna no es lo más bonito que se puede encontrar; es, simplemente, un trozo de mi vida en la que he sido feliz construyendo esto para vosotros, en la esperanza de que  --de acuerdo con el objetivo básico de este Blog--  pueda facilitaros a vosotros también una vía, un momento, de goce, placer, y sentimiento de felicidad.

(Música: Chopin: Preludio Nº 15 "Raindrop")

¡¡Sed felices!!, y compartid vuestra felicidad con los demás; aportad vuestras opiniones y sentimientos; ¡¡vividlos!!

 ¡¡Ah; y volved al Blog después de haber visto el vídeo!!