¿CUÁL ES EL SENTIDO DE NUESTRA VIDA?

Probablemente esta sea la pregunta más veces repetida por los seres humanos.

Y nos la repetimos en muy diversas circunstancias, y desde perspectivas muy diferentes.

Nos la hemos venido planteando bajo el prisma filosófico y académico en todos los tiempos y en todas las culturas 

Nos lo replanteamos cuando nos sentimos en medio de una gran desgracia, tristeza, o fuerte dificultad.  Y a veces, incluso algunos se la plantean tambien en momentos de euforia tras -por ejemplo- tocarles un fuerte premio monetario

De alguna forma forma, lo que en cada diferente momento nos estamos planteando es una de estas tres preguntas:

   a.- ¿qué quiero hacer con mi vida?

   b.- ¿para qué demonios vivo?, ¿merece la pena mi vida?

   c.- ¿para qué viven estas personas?,  ¿merece la pena sus vidas?

Yo me he hecho muchas veces esta pregunta; he escuchado con atención muchas veces lo que decían las personas que trataban sobre este tema, y también me las he planteado respecto a la vida de los demás; de personas cercanas a mí cuya felicidad me importa mucho; o personas que han pasado por mi vida y cuya situación y comportamiento vital me ha provocado alguna de las tres preguntas anteriores.

Y de todos esos momentos en que me he planteado este tema, respecto a mi propia vida, respecto a los más cercanos, respecto a terceros más llamativos, y respecto a meras explicaciones o consideraciones académicas de unos u otros autores, en mi interior brotan los siguientes pensamientos como posibles respuestas:

Lo primero de todo es que el hecho de plantearse esta pregunta va normalmente unido a un momento de fuerte emocionalidad, a veces de euforia pero generalmente de amargura y tristeza o, cuando menos, de gran duda sobre dónde se está  y/o  a dónde se quiere ir.   

Dicho con otras palabras: aunque a veces la cuestión se plantea con la siguiente frase "mi vida, la vida que llevo, o la vida que he vivido....¿merece/ha merecido la pena?",  en realidad lo que nos estamos preguntando, planteando, es: "¿me merece la pena vivir de ahora en adelante como he vivido hasta ahora?";  o  "¿qué puedo hacer para que mi vida tenga algún sentido?"

Quizás tú que estás leyendo este artículo en estos momentos puedas no estar totalmente de acuerdo conmigo en el plantaemiento. Quizás me digas que tú no te haces la pregunta sobre el sentido de tu vida pensando en el camino desde ahora hacia delante, sino simplemente en valorar el sentido, o sin sentido, de tu vida hasta ahora.

Pues bien; esta es para mí -precisamente- la primera respuesta, o conclusión, que yo he ido sacando, elaborando, de ese proceso continuado de preguntarme y observar cuál es el sentido de la vida de los seres humanos:  su único sentido es mirar hacia adelante: darle sentido a lo que queremos hacer de hoy en adelante, .....sea cual sea la valoración racional o emocional que demos a todo nuestro pasado, y a nuestra situación actual.

La vida de todos y cada uno de nosotros tiene sentido: el que queramos darle de hoy en adelante.

Sólos o en compañía; en la ciudad o en el campo; trabajando para otros o para nosotros mismos; estudiando, en el paro, o jubilados; aprendiendo, o enseñando; en el plano artístico, científico, político, comercial, jurídico, gastronómico, musical, o dónde queramos.

Sómos los únicos responsables de cada decisión que tomemos de hoy en adelante; por tanto, nuestra Vida siempre tiene sentido: el que nosotros imaginemos, el que nosotros nos decidamos a hacer realidad.

Es imposible hablar de este tema sin hacer referencia a uno de los más impactantes hombres de nuestro tiempo, que con su ejemplo vital y sus escritos nos proporciona todo lo que podemos plantearnos cada uno de nosotros:  me refiero al neuro-psicólogo Viktor Frankl, prisionero de los nazis de 1942 a 1945 en los campos de concentración de Theresienstadt, Auschwitz y otros, donde sufrió toda clase de privaciones y estados límites que llevaron a miles y miles de personas a la muerte.

Observando el comportamiento, y conversando con los que día a día iban sobreviviendo a tantos pesares, entre los que él se encontró, le permitieron escribir tras su liberación su famoso libro "El hombre en busca de sentido", donde se desarrolla toda su teoría sobre la capacidad de supervivencia de una persona si visualiza y se sustenta en una razón u objetivo vital a conseguir, por muy penosas y deshumanizadoras que sean las condiciones de su existencia en un momento dado.

Pues bien, basado en esa visión de futuro que en todo momento puede y debe sustentarnos, el siguiente eslabón que a mí se me presenta como más evidente para definir nuestro sentido de la vida es comprender la esencia social del ser humano, es decir: creo que no es posible encontrar una razón válida a nuestra vida si no la contextualizamos en un entorno de integración con los demás.

Dicho con otras palabras: para encontrar realmente sentido a nuestra vida tenemos que dejar de mirarnos al ombligo y mirar hacia los ojos y el corazón de los demás. Sólo hay una forma infalible de que encontremos razón a nuestra vida: cuando de alguien recibimos su mirada, su caricia, su sonrisa y nos transmite ese vocablo más necesario que la propia sangre: "¡¡gracias!!"

¿Cómo puede ser posible que alguien sea capaz de pensar, de meditar, de racionalizar, sobre la razón, el sentido de su vida sin darse cuenta que su vida, propia, va a acabar, finalizar, en unos pocos años?

¿Qué sentido puede tener cualquier pensamiento de éxito material centrado en la propia y cortísima vida de uno mismo?

Kurt Kobain

Ninguno; y de ahí los suicidios, incluso de gente de los que la sociedad tiene por "triunfadores". 

Ellos mismos ven que realmente sus triunfos y éxitos materiales, sociales, no tienen ningun sentido en sí mismos.

Muchos "poderosos y triunfadores" son plenamente conscientes de que nadie "les quiere" en realidad; que lo que realmente les une es el "engranaje" de poder y fama que los acompaña

Hay suficientes estudios científicos sociológicos que muestran la gran "desesperación" que sufren muchos "triunfadores" cuando ven que todo lo "exterior" que tienen no se lo pueden llevar a la tumba, y que realmente están sólos

En cambio, cuando uno encuentra su razón de ser en entregarse totalmente a los demás,

cuando uno cada día al levantarse y ver la luz del sol sólo se preocupa de sonréir, de acariciar con la mirada, con la palabra, o con un abrazo, a las personas que ese día pasen por su lado, a las personas que le llamen por teléfono, a las personas que quieran chatear con él, o con ella; a quien queriendo, o involuntariamente, nos escuche en una conversación, en un intercambio de opiniones, en un exponer lo que sentimos ante cualquier situación de la vida; ...; si sentimos que nuestra vida consiste en procurar todo el apoyo, la alegría y el cariño que podamos a los que tengamos al lado,  nuestra vida tendrá sentido.

 

Y los que me leáis ahora, por mucho que a lo peor estéis sin trabajo; por mucho que a lo peor tengais problemas económicos; por mucho que a lo peor hayáís sufrido una pérdida afectiva o incluso física de un familiar o ser querido, ninguno estáis en una situación peor que la que vivió Viktor Flanl y otros sufridores de los campos de concentración. 

Pero ellos encontraron la razón PARA VIVIR: la encontraron mirando hacia el futuro con fé, y decisión.

Ellos salieron adelante; mientras que el que quiso acabar con ellos acabó sólo y suicidándose

Ningún camino es fácil. 

Pero sí está en nuestras manos darnos cuenta de si nos estamos haciendo daño rumiendo el pasado de una quizás poco apetecible vida, o -por el contrario- nos permitimos sentir cada día el refuerzo vital de que los demás nos miren con agradecimiento porque en realidad, de hecho, nuestra vida tiene el objetivo, la razón de ser, de hacerles a ellos la vida lo más feliz posible.